CLASIFICACIÓN TAXONÓMICA DEL
TURISTA - Hugo Gallegos
Los
estudios antropológicos sobre los grupos humanos y la cultura en donde se
encuentran inmersos, son elementos construidos y nacidos de los métodos
científicos occidentales del siglo XIX durante el nacimiento de las ciencias
sociales y los viajes de exploración para buscar una biología de la comparación
y el método de la experimentación para el laboratorio. El pensamiento
darwiniano extendido desde las fauces del pensamiento crítico, el positivismo y
la búsqueda de patrones de evolución en el mundo explorado, se proyecta y
ramifica en cualquier disciplina donde se supone un hecho humano, porque la “civilización”
es un mapa en donde fuera de él, solo puede existir la barbarie y un mundo
desconocido, violento y disfuncional, pero a la vez, curioso e inocente. Así
fue visto el mundo de las “indias occidentales” en tiempos de la exploración y posteriormente
durante la dominación en las colonias y que aún hoy, es una idea vigente que
resume y revitaliza la idea de la superioridad tecnológica y educativa por
parte de occidente ante Latinoamérica y otros países distintos a la centralidad
y hegemonías occidentales.
El
proyecto de Hugo Gallegos retoma una parte de ese vicio científico que deviene
de una labor de emprendimiento explorador decimonónico y una realidad actual
que se enmarca en el turismo como actividad remunerativa para los países políticamente
llamados “en vías de desarrollo”. Desde el punto de vista del estudio
antropológico, Gallegos emprende a la inversa el sentido de la observación en
el caso de Oaxaca, un territorio construido bajo preceptos tradicionales,
históricos y culturales que recaen en una actividad turística muy importante,
pero más allá de ese intercambio social de conocimiento y curiosidad ante la
tradición, la cultura y el folclor, existe un juego de relaciones complejo que
tiene que ver con los actores de este intercambio. Por una parte, el turista que
en la propuesta de Gallegos es un actor de “castas” como en la clasificación de
la pintura colonial, un personaje que existe e interactúa según su visión, su
nivel educativo, pero sobre todo, el interés hacia Oaxaca, su destino. Por otra
parte, el lugareño que en este caso es la parte observadora y estudiosa del
turista, lo clasifica según su interés, su movilidad y su manera de comportarse
según las conveniencias en ese proceso de “integración”.
Gallegos
aborda Dicho planteamiento desde el lenguaje de la pintura, que acá cobra
relevancia sobre su contenido estético, histórico y también clasificatorio,
porque a través de este sistema de valores, se han construido los imaginarios y
arquetipos del arte occidental. Gallegos realiza una deconstrucción y la
clasifica desde la generalidad de la estampa ilustrativa y la fotografía que se
transforman en pintura a través de elementos y fragmentos que aunado a las
posibilidades de un multimontaje son los puntos de partida para desarrollar un
sentido de exploración sobre la historia y el “estilo” fragmentando lo
pictórico y atendiendo a las posibilidades de lo formal y el resultante caprichoso de la abstracción
que puede ser también muy fácil de realizar, por ejemplo, si se fragmentara una
pintura de Velázquez tendríamos algo parecido a un Rauschenberg. En los fragmentos
pictóricos clasificatorios de turistas de Gallegos existen muchas relaciones y
referencias que nos llevan a pensar: este fragmento puede ser un Cezanne o un
Gauguin.
En este
juego circundante de clasificación-desclasificación se formula una propuesta
sobre lo pictórico y sus múltiples posibilidades: la pintura como objeto, como
archivo, como gesto y como estudio comparativo. Se trata entonces de una
deconstrucción anárquica entre lo antropológico y lo pictórico, clasificados
como temas de jerarquización.
Plinio
Villagrán.
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