lunes, 1 de abril de 2013


OCASO 3
La transposición del espacio-tiempo

Para László Moholy-Nagy el espacio es un ente difícilmente definible como entidad real. Esta incertidumbre le confiere la particularidad de no establecerse en una sola dimensión y tiempo y que sus posibilidades rebasen el entendimiento. A partir de esas posibilidades se han establecido las distintas formas de abordarlo suponiendo que se inscribe dentro de algo mucho más complejo desde distintas lecturas conceptuales, físicas y estéticas (al menos esto es lo que occidente ha establecido) y se refiere precisamente a complementarlo con el tiempo. Éste último, es relativo y es posible según la percepción humana, sentirlo y vivirlo de manera desplegada: reconfigurarlo, deconstruirlo. Por ejemplo, según la teoría de la relatividad, un hombre puede morir antes de haber sido concebido.

Pero cuando traemos un acontecimiento del pasado al presente por medio del video, en este caso un acontecimiento de danza, abstraemos el espacio-tiempo; esto lo hace también la fotografía, pero de manera inmanente. Ambos lenguajes se perciben de manera usual (una simple linealidad de sentido o una misma dirección), pero cuando se despliega la imagen en movimiento de ese espacio, invirtiendo tanto los planos como el movimiento, se crean distintas direcciones y ese pasado además de traerlo al presente, se fragmenta y transpone de manera que lo proyectado (bidimensional) exista de nuevo y se recree de manera tridimensional.

La presente videoinstalación aborda esas nociones de transposición como ente incorporador de elementos espaciales sucedáneos que representan la posibilidad de indagar aspectos del espacio-tiempo y la fragmentación como recreación virtual y poética del pasado, traerlo al presente con filtros que posibilitan otra forma de verlo y percibirlo: manipulación de la perspectiva mediante la inversión de planos y puntos de movimiento, logrando que el cuerpo como ente de movimiento y catarsis, sea poéticamente un trazo en el espacio. Ocaso realiza una especie de exhumación del recuerdo y aunque exista la certeza de que el pasado sostiene irrevocable lo que es real, crea estos intertextos que se yuxtaponen mostrando que el tiempo en el arte es un paisaje alterable.

Plinio Villagrán.


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